1.- Control de la respiración: Dominar una respiración lenta y profunda es esencial para calmar la mente y controlar la respuesta al estrés del cuerpo. Practica inhalar por la nariz y exhalar lentamente por la boca antes y durante el baño.
2.- Enfoque mental: Concéntrate en pensamientos positivos o utiliza mantras que refuercen tu determinación. Repetir frases como «esto me hace más fuerte» puede ayudarte a mantener la calma.
3.- Progresión gradual: No intentes sumergirte en agua extremadamente fría desde el principio. Comienza con duchas frías o baños más templados y ve reduciendo la temperatura poco a poco a medida que tu cuerpo se adapta.
4.- Postura adecuada: Mantén una postura relajada y cómoda dentro del agua, con los hombros sumergidos, para optimizar los beneficios. Evita movimientos bruscos que puedan aumentar la sensación de incomodidad.
5.- Tiempo controlado: Empieza con sesiones cortas, de 1 a 2 minutos, y aumenta progresivamente hasta alcanzar el tiempo recomendado para tus objetivos (entre 5 y 10 minutos). Escucha siempre a tu cuerpo para
